Después de pasar por el Arco del Losal, subiremos la calle del mismo nombre. En la misma cuesta podemos observar una casa antigua.
Se trata de una casa solariega, de las muchas que hay en esta zona, que destaca por su ventana con los escudos de armas de sus fundadores.
En esta toma se ve la fachada de forma lateral, y en ella se observa la reja del balcón con la muralla detrás.
A nuestra izquierda se abre una calle que va hacia el Convento de San Juan de la Cruz, que aparece al fondo.
En esta calle también se aprecia perfectamente la forma curvada o «de ballesta» que ya hemos visto en otras calles del casco antiguo.
Después de esta bifurcación, la calle se nivela, y podemos encontrar ahora a nuestra derecha la fachada de la Casa del Obispo Canastero.
Es un edificio del siglo XVI, y tiene algunos elementos de este periodo, como los azulejos vidriados que aparecen también el El Salvador o en el Hospital de Santiago, así como la galería que ya hemos visto en los palacios del Marqués de Mancera o en el de Vela de los Cobos. Pero lo que más llama la atención en su fachada son los casetones de yeso que le dan un aspecto almohadillado.
El relieve muestra un escudo entre dos tenantes, y todo cubierto por un manto que sujeta un esclavo.
Por cualquier rendija u ojo de cerradura que quede en alguna puerta antigua podemos descubrir las auténticas maravillas que guardan muchas de estas casas en sus patios interiores.
Si continuamos la calle hasta su final, llegaremos a un punto desde el que podremos llegar a la Plaza de Andalucía por dos caminos distintos, que se explican a continuación.